Los maestros llamamos
a la atención, la disciplina,
la escucha, la
consideración,
la concentración, la participación.
Casi siempre
exigimos,
calificamos,
reclamamos,
ordenamos,
supervisamos,
al orden convocamos.
Y en muchos momentos,
vamos en contravía,
lo que a otros
pedimos,
con frecuencia se nos
olvida.
Adalides de la buena educación,
practicamos de la mala,
en situaciones sencillas,
de la vida cotidiana.
Dedicados a predicar,
exigir y normalizar,
ignoramos practicar,
la coherencia mandamos a pasear.
En eventos con maestros,
se puede constatar,
que es más fácil hablar,
que con respeto actuar.
A revisarme estoy resulta
en juiciosa auditoría,
para que ver si mi comportamiento
mi discurso contraría.
Es mejor verificar,
que se tenga autoridad,
que las actitudes sociales
demuestren integridad.
Nora Liliana Vásquez Pérez
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