La escuela no se decreta,
la escuela se hace,
se teje y entreteje,
se vive, se siente.
Escuela de relaciones,
encuentros y tensiones,
continuidades, discontinuidades,
construcciones e interacciones.
Escuela de la vida,
del descubrimiento y el saber,
del aprender a pensar,
del crear y el soñar.
Escuela que resiste,
que insiste y persiste,
para que no se reviente,
lo que la educación revierte.
Escuela que se debate,
entre tradición e innovación,
defendiendo la formación
de sujetos en cuestión.
Escuela que problematiza,
cuestiona y demuestra,
avanza y retrocede,
ante el futuro no
cede.
Escuela que interroga,
que se debilita y fortalece,
que vive la contradicción,
en clave de educación.
Nora
Liliana Vásquez Pérez