Es
más fácil dejar de hacer,
que
dedicarse a proponer.
Es
más sencillo hacer las cosas como siempre
que
recrear el trabajo y generar interés.
Es más cómodo asumir la rutina,
que
darle chance a la acción creativa.
Es
más conveniente aguantar la costumbre,
que
soportar la crisis que el cambio incluye.
En
educación la más segura ruta,
es
perpetuar prácticas por años instaladas.
¿Para
qué alejarse de la zona de confort
y
arriesgarse al esfuerzo y al dolor?
Rescatar
lo bueno y aplicar lo nuevo,
son
sin duda compromiso,
cuando
el saber y la convicción
lo
señalan como pertinente camino.
Porque
en lo educativo el tiempo es ahora,
y
la cosecha es seguro,
dará
cuenta de si lo que hicimos
fue
perpetuar el desastre o asegurar buen futuro.
Nora
Liliana Vásquez Pérez