lunes, 29 de julio de 2019

SAN FRANCISCO DE ASIS

En tiempos de convulsión, Francisco se sintió llamado 
para vivir una transformación, que sanara su corazón. 

Y sin darse casi cuenta lideró un movimiento 
que invitaba a vivir con humildad y a practicar la fraternidad. 

Su testimonio de pobreza, de paz y de acogida, 
fue para muchos camino que dio sentido a su vida. 

Una persona modesta, esmerado en ser sencillo, 
que supo ver desde siempre, en la naturaleza su brillo. 

Que promovió el encuentro, con el sol y con el río, 
con plantas y animales encontrar un fuerte vínculo.  

Francisco el generoso, el invisible, el orante,
que invitó a todos a su paso a hacer de la paciencia un arte. 

A cantar con la criaturas, ser ejemplo de bondad, 
a promover el encuentro, al Señor siempre agradar. 

San Francisco de la alegría, de la serenidad y la armonía, 
de la confianza plena en Dios, del encuentro, del amor. 

Hoy y siempre su invitación cobra firme pertinencia,  
su exhortación a vivir, con fe  y con prudencia. 

A asumirnos sujetos de diálogo y amplia generosidad,
capaces de dar a la personas un considerado lugar. 

Todas ellas actitudes, que en los maestros quedan bien,
para hacer de la pedagogía un acto de entrega al cien.  

Nora Liliana Vásquez Pérez

domingo, 21 de julio de 2019

ALTO YA

Si hoy son capaces
de ocultar lo que hacen,
 cruzar las líneas,
 ¿Qué nos esperará?

¡Alto! Límites ya.
¡Alto! Responsabilidad.
Los hacemos capaces muy pronto,
es necesario parar.

Capaces de burlar las normas,
mentir y maltratar,
gritar y mal decir,
dañar y mal vivir.

¡Alto! Tienen posibilidad
de aprender valores,
entender razones,
y vivir amores.

Pequeños en edad,
gigantes en inteligencia,
copian pronto lo que ven,
captan todo como es.

¡Alto ya! Hay que encauzar,
formar con exigencia,
educar con coherencia,
orientar con conciencia.

Nora Liliana Vásquez Pérez

lunes, 1 de julio de 2019

PODEROSOS MAESTROS


Poderosos los maestros,
cuando nos alejamos del rol  
de perfectos, terminados,
y nos aceptamos inacabados.

Cuando bajamos la guardia,
para autoevaluarnos,
revisar nuestras prácticas
y el mejoramiento plantearnos.

Cuando con humildad,
abordamos nuestra subjetividad,
y nos arriesgamos,
a decirnos la verdad.

Que podemos mejorar,
que hay formas de enriquecer,
lo que somos, lo que hacemos,
que el cambio puede emerger.

Cuando somos reflexivos,
críticos y propositivos,
haciendo de nuestra evaluación
un acto ético y  formativo.

Nora Liliana Vásquez Pérez