Poderosos los maestros,
cuando nos alejamos del rol
de perfectos, terminados,
y nos aceptamos inacabados.
Cuando bajamos la guardia,
para autoevaluarnos,
revisar nuestras prácticas
y el mejoramiento plantearnos.
Cuando con humildad,
abordamos nuestra subjetividad,
y nos arriesgamos,
a decirnos la verdad.
Que podemos mejorar,
que hay formas de enriquecer,
lo que somos, lo que hacemos,
que el cambio puede emerger.
Cuando somos reflexivos,
críticos y propositivos,
haciendo de nuestra evaluación
un acto ético y
formativo.
Nora
Liliana Vásquez Pérez
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