domingo, 28 de agosto de 2011

EL MAESTRO Y LA DIVERSIDAD CULTURAL



Edgar Morin, citado por Pérez Lindo (2010) expresa: “La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana. Estamos en la era planetaria; una aventura común se apodera de los humanos donde quiera que estén. Estos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano”[1]  ¡Y el futuro es ya!, añado yo. Educar desde y para lo humano, humanizar la educación, en un contexto pluridiverso y multicultural, lo cual exige del maestro bondad, apertura, comprensión, una actitud incluyente. Hay que desaprender, dar vuelta al enfoque de la homogeneidad, de la uniformidad, ser capaz de aceptar la diferencia, vivirla y celebrarla.

La Pedagogía en su relación con la cultura, está llamada a acoger, a valorar, a propiciar encuentros, a reconocer, a defender, a vincular y/o perpetuar.
Un primer  paso será reconocer la condición  humana del maestro y su participación en la cultura como gestor y no solo como transmisor de la misma; he aquí otro reto en el campo docente.


[1] (2010) PÉREZ LINDO, Augusto. ¿Para qué educamos hoy?. Editorial Biblos. Buenos Aires.  Pág. 53

lunes, 15 de agosto de 2011

MAESTRO: CAMINANTE Y SEMBRADOR


Asumirse como caminante y sembrador ayuda como maestros a entender nuestra labor: hoy aquí, mañana allí.
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..!  dice sabiamente la canción. Somos llamados a dar cada día lo mejor, esforzarnos por formar con pertinencia, poner el corazón en nuestra misión, sembrar el saber con mística y formar en valores con entrega total.
La satisfacción del deber cumplido ha de ser el resultado esperado, la tranquilidad de haber hecho todo lo posible en el cumplimiento del apostolado que se nos encomienda.
Lo nuestro es pasar dejando huella, marcando vidas, impulsando sueños. Lo nuestro es enseñar a los otros como aprender para ser y vivir mejor.
Nuestra cosecha es  a futuro, influimos en la eternidad suelen decir. Lo cierto es que como caminantes y sembradores ayudamos a otros a hallar su camino y sembramos para que otros disfruten de la cosecha, porque ese es nuestro premio, encontrar nuestra realización en la de los otros, ser felices ayudando a otros a ser.    
¿Avanzamos en el logro de este  cometido?

Nora Liliana Vàsquez Pèrez