Asumirse como caminante y sembrador ayuda como maestros a entender nuestra labor: hoy aquí, mañana allí.
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..! dice sabiamente la canción. Somos llamados a dar cada día lo mejor, esforzarnos por formar con pertinencia, poner el corazón en nuestra misión, sembrar el saber con mística y formar en valores con entrega total.
La satisfacción del deber cumplido ha de ser el resultado esperado, la tranquilidad de haber hecho todo lo posible en el cumplimiento del apostolado que se nos encomienda.
Lo nuestro es pasar dejando huella, marcando vidas, impulsando sueños. Lo nuestro es enseñar a los otros como aprender para ser y vivir mejor.
Lo nuestro es pasar dejando huella, marcando vidas, impulsando sueños. Lo nuestro es enseñar a los otros como aprender para ser y vivir mejor.
Nuestra cosecha es a futuro, influimos en la eternidad suelen decir. Lo cierto es que como caminantes y sembradores ayudamos a otros a hallar su camino y sembramos para que otros disfruten de la cosecha, porque ese es nuestro premio, encontrar nuestra realización en la de los otros, ser felices ayudando a otros a ser.
¿Avanzamos en el logro de este cometido?
Nora Liliana Vàsquez Pèrez
Vazques (2ooo:36), menciona respecto a este asunto, que "El punto final -la cosecha- es conseguir que el alumno semilla sea fruto, que él mismo se convierta en fuente de vida para otras vidas". Dice a su ves, que es una labor continua y de mucha responsabilidad, pues "aveces, por querer podar la planta, por quererla limpiar de maleza, el sembrador termina por cortar su esencia". Qué gran y bella tarea se nos ha otorgado! Qué importante labor la del maestro!
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