Para enseñar se necesita bondad,
una disposición interna
para aceptar al otro,
para acoger y abrigar.
Se necesita paciencia,
una actitud de calma
frente a los ritmos de los demás,
serenidad para esperar.
Se necesita fortaleza,
para no dejarse abatir,
por los tropiezos mil
que en la labor suelen surgir.
Se necesita humildad,
para ponerse al nivel del otro,
y guiarlo no con soberbia,
si no con generosidad.
Un corazón enriquecido,
al amor siempre dispuesto,
por la vida, por la educación,
la humanidad y el conocimiento.
Nora
Liliana Vásquez Pérez
👏🏾👏🏾👏🏾👏🏾
ResponderEliminarAsí es, que bonita reflexión profe.
ResponderEliminarLa educación es un arma muy poderosa contra la ignorancia, la inequidad, la corrupción.
En este grandioso camino como educadora nos encontramos grandes retos y frustraciones, peo también encontramos inmensas recompensas.