Ya regresaron…
las risas incontenibles,
gritos desaforados
y palabras a destiempo.
Las carreras por todos lados,
los juegos sin afán,
las preguntas incesantes,
las distracciones constantes.
Llegaron con todo,
con las tiernas imprudencias,
los antojos inesperados
y los apuntes anhelados.
Aquí están, con sus picardías,
en el salón y en el patío,
con su equipaje de travesuras,
con su alegría y ternura.
En medio de expectativas,
y de tensiones vigentes
aquí están con sus atisbos,
de sueños inocentes.
Nora Liliana Vásquez Pérez
Lo mejor de la labor docente es llegar al aula de clase, y rodearse de toda esa inocencia que nos enseña cada día lo maravillosa que es la vida.
ResponderEliminarNo perder ese niño que tenemos dentro y disfrutar de cada día, de cada nuevo aprendizaje, es lo que nos enseñan los niños, son un libro abierto con miles de páginas en blanco, creando una historia que como maestros acompañamos y depende de nosotros crear miles de historias maravillosas que les ayude a seguir adelante, a no dejar nunca de soñar, que esas risas, las picardías los acompañen siempre.